lunes, 16 de febrero de 2015

Comedor l



La vida en ocasiones te sorprende y pone en tu camino personas encantadoras, generosas, divertidas y agradecidas. He tenido la suerte de conocer a dos de esas personas, Tere y Jesús.


Ellos me confiaron un tesoro, al cual le tienen mucho cariño, un comedor del siglo pasado, que no se querían deshacer de él, pero que necesitaba un lavado de cara y algún pequeño arreglo.


 Después de muchas horas de trabajo, muchos pliegos de lija,

 algún que otro retoque de resina, un buen tratamiento para esos bichejos molestos que les gusta tanto la madera,

 y dos o incluso en algunas zonas tres manos de barniz, la vitrina ya está de vuelta en su comedor.


 Aun queda mucho trabajo por hacer, pero es de esos trabajos que se hacen con mucho cariño, porque la recompensa del trabajo terminado y elogiado, sobre todo elogiado, hace que se disfrute mucho más.



Gracias Tere y Jesús por confiarme vuestro tesoro.